jueves, 14 de octubre de 2010

LA LINEA AMARILLA

LA LINEA AMARILLA


Mirando con atención indivisa en un recuerdo del pasado, referente a una historia de macho conquistador que mí padre  contó, ahora comprendo el reclamo del que somos objeto todos los hombres. Ante del reclamo que ya los esta inquietando y los intriga les narrare los hechos tal cual, pues cosas en que los muchachos ponen sus oídos la recuerdan integras sin desperdicios  sin omitir detalles y sobretodo cuando a estado de come boca, aunque con  causa de conocimientos por parte de los adultos que intervienen en los que para ellos es una amena conversación.

martes, 28 de septiembre de 2010

EL GUSTO DE LOS HOMBRES


Habemos hombres que nos gusta estar bien vestidos, comer buena comida, vivir en un ambiente agradable etc. Sin dudas que no hay quien se resista a tales cosas, especialmente cuando se preparan en casa que todo sala hasta más económico. En cuanto a la ropa que agradable a la piel resulta vestirse y no solo lucir bien y que los demás lo noten, sino también que nuestro cuerpo experimenta una sensación de higiene y limpieza por el lavado de la ropa. Lo mismo puede decirse de cómo se siente el paladar al degustar de una rica y deliciosa comida; y en cuanto a la vivienda que todo este organizado resulta en que las cosas se encuentran con mucha facilidad, y hasta cuando nos visitan que la encuentran confortable nos hace lucir orgullosos aunque lo asumamos con la debida humildad.

lunes, 27 de septiembre de 2010

APARIENCIAS


La caballerosidad, el buen trato, la cortesía, ceder el paso, agradecer, sonreír, saludar, ser amable, alagar  y “gastar sin cuestionar” son cosas que solemos hacer los hombres fuera de casa. Nos volvemos encantadores, respetuosos y demostramos buenos modales 

Somos nobles e íntegros, con ciertos principios, con conocimientos, por decirlo así “un ejemplo a seguir”. 

Impresionamos especialmente a las mujeres con fino trato, dándole el lugar debido a las personas, exhibiendo dominio de nosotros mismos y siendo pacientes, perdonando los errores. Nos la ingeniamos para que nuestra humildad quede expuesta procurando ayudar a otros, especialmente a quienes deseamos causar honda impresión; respetando las opiniones ajenas, evitando interrumpir cuando otros tienen la palabra.