lunes, 27 de septiembre de 2010

APARIENCIAS


La caballerosidad, el buen trato, la cortesía, ceder el paso, agradecer, sonreír, saludar, ser amable, alagar  y “gastar sin cuestionar” son cosas que solemos hacer los hombres fuera de casa. Nos volvemos encantadores, respetuosos y demostramos buenos modales 

Somos nobles e íntegros, con ciertos principios, con conocimientos, por decirlo así “un ejemplo a seguir”. 

Impresionamos especialmente a las mujeres con fino trato, dándole el lugar debido a las personas, exhibiendo dominio de nosotros mismos y siendo pacientes, perdonando los errores. Nos la ingeniamos para que nuestra humildad quede expuesta procurando ayudar a otros, especialmente a quienes deseamos causar honda impresión; respetando las opiniones ajenas, evitando interrumpir cuando otros tienen la palabra. 


Ahora bien baja el telón y la escena se desarrolla en el hogar se produce un cambio radical porque la exhibición de modales se fue al carajo. Aquí soy el que mando, el que decide, el que hace y deja de hacer. Se olvidó tal ostentación de apariencias fingidas. 

Fuera voy lejos no importa la distancia a recorrer, pero si mi compañera desea que vaya con ella por cerca que sea pongo un “pero”. Si ella desea comprar algo de posible necesidad para  la casa objeto su punto de vista y justificó que no es debido, pero fuera de casa soy el chapulín colorado salvando la situación. Fuera demuestro generosidad ayudando sin cuestionar y para llevar un plato de la mesa a la cocina en mi casa, justifico que se me olvido si me hacen el reclamo. 

En caso de comer fuera nadie nos hace comenzar delante, pero en casa no esperamos que se traiga todo sobre la mesa, porque no podemos esperar, tenemos prisa aunque no volvamos a salir. Nunca se nos olvida abrir y cerrar la puerta a la que no es nuestra mujer, en cambio con la que lava, plancha, cocina y nos pone elegante para que nos presentemos cual Porfirio Rubirosa, a esta no la tomamos en cuenta. No nos mostramos impacientes si esperamos  a alguien, sin embargo cuando es nuestra la pareja la que se demora comenzamos a poner la boca como un “tira piedras” diciendo improperios que justificamos por una simple demora. 

Jamás se nos olvidan las  fechas y lugares, cuidando siempre la puntualidad cuando se trata de los demás, pero si es con los de casa exclama: “con trabajo quien tiene tiempo para recordar pequeñeces” para algo están ustedes. Al entablarse una discusión  no procuramos tomar la delantera para ganarla, pero si este conflicto se genera en casa se escucha una sola voz y por encima de los decibeles normales, afectando, por lo irritante, a los que escuchan. 

Se puede hacer una lista interminable del patrón de conducta que exhibe el hombre en diferentes locaciones, sin importar su  nivel educativo. Con el fin de reconocer y reírme de lo que en algunas ocasiones ha sucedido conmigo, hago un aporte al hombre que busca ser el actor hipócrita cargado de virtudes y que en el fondo está lleno de vicios que se ven reflejados en mis vivencias.

3 comentarios:

  1. saludos misteer...

    nada, esto es increible, yo tenía un blog con, exactamente, el mismo nombre, solo que no recordaba haberlo cambiado y, efectivamente, lo cambié, y este quedó libre....

    jajaja cosas de la vida, felicidades

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  2. gracias george por puntualizar eso y aquí tendrás un amigo con el que podrás compartir tus vivencias.

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  3. Como se le llama entonces, sera doble moral???? machismo??? falta de educacion,??, entonces al final lamentan lo que pierden y viene el dicho "nadie sabe lo que tiene hasta que no lo pierde", cuando vamos a aprender?? habra un manual para eso?? ayyy cuantas interrogantessss..en mi cabecita....

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