jueves, 14 de octubre de 2010

LA LINEA AMARILLA

LA LINEA AMARILLA


Mirando con atención indivisa en un recuerdo del pasado, referente a una historia de macho conquistador que mí padre  contó, ahora comprendo el reclamo del que somos objeto todos los hombres. Ante del reclamo que ya los esta inquietando y los intriga les narrare los hechos tal cual, pues cosas en que los muchachos ponen sus oídos la recuerdan integras sin desperdicios  sin omitir detalles y sobretodo cuando a estado de come boca, aunque con  causa de conocimientos por parte de los adultos que intervienen en los que para ellos es una amena conversación.


En una reunión con sus hermanos para demostrar como se las ingenio mi padre contó que cerca del lugar donde solía ir a trabajar había una mujer que le llamo la atención por su estructura corporal y que lo dejo sin aire. Dice el que lo que se le ocurrió para conquistarla fue comprar un calzoncillo blanco, lo perfumo y un sábado le comunico a la dama después que le había tomada cierto grado de confianza que le lavara  la ropa interior, aunque esta mi padre jamás se la había puesto. Cuenta el que nunca antes le había confesado a la mujer su interés por ella y que con esa simpleza logro su objetivo. Usted que esta leyendo se preguntara lo mismo que nos preguntamos todos; porque aunque era el más pequeño, la opinión es como el ombligo que todos tenemos uno, yo quise hacer mi aporte para decir como logro su hazaña.

Ahora observemos la objetividad de mi padre: el pensó en  la confianza que se desarrolla en la relación de pareja en la que el hombre por esta razón no piensa que la mujer toma en cuenta en que condición esta la prenda intima de el y la tira donde regularmente la recogen para lavarla. Mi padre explico que cuando ella hiciera la comparación entre su calzoncillo blanco y uno su marido, ella notaria la diferencia de inmediato por la línea amarilla que tiene esta pieza después de 3 o 4 horas de uso, y con eso ponerla a pensar en la higiene de el como hombre y tal vez en como seria en la intimidad. Efectivamente según el tal como David dio al gigante Goliat en el único sitio vulnerable con la piedra, así resulto ser el calzoncillo blanco sin usar para llevar a la cama a la mujer que fue objeto de su desvelo.

Quizás usted se pregunte que de interesante tiene esta historia de macho conquistador de tu padre y paso de inmediato a responderle que por descuido, rapidez, o exceso de confianza nosotros los hombres caemos en la falta de higiene cuando vamos al baño. Esto no es tan notorio porque la tecnología ha puesto a nuestro alcance las lavadoras automáticas en la que solo se hace una separación de la ropa por su color para lavarla. Esta huella de no haber usado bien el papel queda puesta de manifiesto en el lugar que toda mujer mira, aunque resulte ser la señora del servicio, la cual es mujer también.

Así que a nosotros los hombres nos descubren por esta marca distintiva del macho y tanto que nos la damos. No importa el estatus y la posición que ocupe sea publica o privada, presidente de un país o simple ciudadano, tener puesto el mas costoso traje después de transcurridas varias horas de haberse puesto su calzoncillo, especialmente si es blanco puede que quede al descubierto por cualquiera de las causas que se expusieron en uno de los párrafos anteriores lo antihigiénicos que resultamos ser por la línea amarilla en nuestra ropa interior.  

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